Muchas personas podrían pensar que la imagen corporal hace referencia a la imagen proyectada frente al espejo; sin embargo, no lo es. La imagen corporal es la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico. Es cómo la persona se ve a sí misma y cómo se percibe cuando se mira al espejo, es decir, cómo la persona cree que es.
Así también, la imagen corporal tiene que ver con los sentimientos y las emociones que una persona podría experimentar respecto a como percibe su físico, cómo se siente con su cuerpo y dentro de su propio cuerpo.
Respecto a esto, vale preguntarse:
¿Cómo se desarrolla la imagen corporal?
El desarrollo de la imagen corporal depende de varios factores; unos relacionados con nosotros mismos y otros con el entorno (familia y la sociedad).
Todo el tiempo como miembros de la sociedad estamos recibiendo mensajes explícitos o implícitos acerca de cómo debería ser el cuerpo ideal; un comportamiento que nos invita a la búsqueda de la delgadez; esa delgadez que se relaciona a felicidad, éxito y reconocimiento y que parece correr a la par de las ultimas tendencias del momento.
Como un aliado de la sociedad, encontramos los medios de comunicación que refuerzan constantemente esta idea con mensajes de gran influencia, y algunos con un impacto muy negativo sobre el desarrollo de nuestra imagen corporal generando grandes insatisfacciones, comparaciones y búsquedas incansables de este cuerpo que además de ideal podría ser irreal.
A parte de los diferentes agentes que se ven implicados en el desarrollo de la imagen corporal, también es importante mencionar el proceso natural de crecimiento y envejecimiento de las personas. Etapas vitales como la pubertad, la adultez o la menopausia pueden alterar la imagen corporal de la persona, ya que cuando nuestro cuerpo cambia experimentamos cambios en nuestras emociones y sentimientos también.