Hablar de dietas orientadas a la reducción de peso en nuestra sociedad es considerado un tema normal y convencional. En los espacios de reunión social, es común escuchar acerca de los últimos descubrimientos para bajar de peso entre ellos pastillas, rutina de ejercicios, la última dieta, o el régimen de alimentación que están llevando quienes consideramos han mejorado la perspectiva de su figura corporal.
También podemos encontrar como normal que, dentro de la misma familia todos sus miembros sigan algún tipo de dieta, incluyendo a los menores de edad. Cuidar de nuestra alimentación es un valor importante, sin embargo, el camino a través de la dieta no sería el más recomendado y conveniente. Según algunos estudios realizados a nivel mundial, se indica que llevar a cabo dietas reductivas por una cierta cantidad de tiempo, incrementa hasta ocho veces la probabilidad de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, esto teniendo en cuenta una predisposición genética y una interacción de factores ambientales.
La investigación en temas nutricionales indica que restringir la comida podría llegar a tener un efecto opuesto al deseado, fomentando en un gran número de casos los atracones. La persona se podría ver inmersa en un círculo vicioso así: “quiero bajar de peso, por lo cual inició una dieta que me lleva a restringir ciertos alimentos, me prohíbo comer ciertas cosas, lo cual posteriormente me traerá más ansiedad por comerlos, posteriormente con el paso de los días, podría tener un atracón o comer de manera compulsiva, luego me siento culpable por haberlo hecho y vuelvo al deseo de querer adelgazar”.
De esta forma el ciclo se repite una y otra vez, alterando el funcionamiento de la persona. Los procesos de psicoterapia y nutrición en el tratamiento de los Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y conductas de riesgo, se invita a que los pacientes no vean el tratamiento como una dieta, al contrario, se brindan herramientas para poder mejorar la adherencia a los buenos hábitos en relación a la alimentación. Las ventajas que trae consigo la adherencia son la participación activa y consciente del paciente además de un estilo de vida saludable a largo plazo.
En cambio, el cumplimiento que es posiblemente lo que está detrás de una dieta tendría un efecto único a corto plazo y posiblemente la aparición de otros problemas