¿Sabías que pensar en que los hombres desarrollan un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en nuestra sociedad es considerado como atípico, extraño y raro?; así como lo lees, esta es una percepción que a nivel social y académico ha interferido en el área de investigación.
Durante los primeros años de avance en el conocimiento de los TCA se estudiaron únicamente casos en mujeres; tiempo en el cual se establecieron criterios diagnósticos y las modalidades de tratamiento, la afectación en los hombres era muy pequeña; poco a poco se fue reconociendo su incidencia y hoy en día ya los criterios diagnósticos también estarían ajustados a este grupo poblacional.
Por ejemplo, según las investigaciones realizadas al día de hoy sabemos que los hombres en las primeras etapas de su vida, podrían presentar comportamientos restrictivos y evitativos alrededor de los alimentos, lo que hoy día se conoce como ARFID (Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder) o TERIA (Trastorno de la evitación y/o restricción de ingesta de alimentos.
Sin desconocer la existencia, la evidencia ha demostrado que los casos de trastornos de alimentación en hombres habrían aumentado a lo largo de los últimos años.
¿Qué diferencias hay entre los trastornos de alimentación en hombres y mujeres?
Es importante reconocer sus manifestaciones clínicas, ya que difieren notablemente de los síntomas que se presentan en las mujeres.
Actualmente, un reciente aumento en la investigación ha tratado de dar luz sobre la naturaleza de los trastornos de la conducta alimentaria en hombres. Dentro de los resultados se ha encontrado en primer lugar, que este grupo poblacional generaría más conciencia previa a la hora de identificar un Trastorno de La Conducta Alimentaria en comparación con las mujeres.
También el desarrollo de un trastorno de alimentación en los hombres se habría relacionado con otras comorbilidades psiquiátricas y físicas como antecedentes de sobrepeso, obesidad o condiciones ambientales de bullying.
El porcentaje de hombres que desarrolla un trastorno de alimentación se ha estimado entre
el 0.1% y el 0.3% (información que se obtiene de la literatura científica). Estudios correlacionales indican que este bajo porcentaje se debe que la población masculina tiende a rechazar la ayuda profesional por temor a los estigmas que se podrían generar a nivel social.
En cuanto a los síntomas, al igual que las mujeres existe una relación negativa con la comida, además de una distorsión en la imagen corporal (peso y forma) y una marcada obsesión por no ganar peso.
Sin embargo, como se ha mencionado, la naturaleza para la conducta restrictiva en las mujeres esta orientada a lograr la delgadez, en cambio la restricción de alimentos en los hombres podría estar dirigida a lograr la visibilidad de sus músculos, de esta forma su principal preocupación no radicaría en el numero que se muestre en la bascula representativo de su peso.
Sin embargo, si se muestran preocupados por la forma de su cuerpo, buscan el “ideal masculino” que según la imposición de la sociedad estaría relacionado con un cuerpo de hombros y caderas sobresalientes, cintura estrecha, piernas gruesas… y el anhelado “six pack” o el abdomen completamente marcado. El índice de masa corporal (IMC) que dentro de los trastornos de alimentación es muy importante resulta siendo mas problemático en las mujeres; en los hombres podría entrar dentro de los parámetros normales, lo que refleja un ideal de cuerpo diferente.
Por último, en relación al ejercicio compulsivo, que es una de las características comunes en estos trastornos, puede ser mas común en hombres y según algunas investigaciones esta relacionado a la regulación emocional, en comparación con las mujeres, cumpliendo funciones fisiológicas y psicológicas. En el caso de los hombres podrían acudir al ejercicio compulsivo como una forma de reducir afectos y emociones negativas relacionadas a su vida, buscando aumentar un estado emocional positivo.
¿Cómo actuar con un hombre con trastornos alimenticios?
Es importante prevenir problemáticas alrededor de la conducta alimentaria. Cada vez que un comportamiento alrededor de los alimentos empiece a tener un impacto negativo en el funcionamiento de la persona, o en la imagen de si misma se recomienda consultar a un profesional de salud mental.